Por Miguel Ángel Toscano
Corría el año 2005, era diputado federal y durante mi gestión trabajé un par de iniciativas de ley que, si bien no eran urgentes para el país, eran indispensables para salvar vidas. México había firmado su adhesión en 2003 al Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cual ratificó en 2004. México asumió compromisos como mayores impuestos, promoción de espacios 100% libres de humo de tabaco, prohibición total de la publicidad, entre otros.
En esa época, la industria tabacalera hacía cabildeo (lobbying) para frenar ciertas iniciativas en el Congreso de la Unión, como la iniciativa que promoví para hacer la primera Ley General para el Control del Tabaco. En esa época, se podía fumar en espacios cerrados. Cómo olvidar que la diputada María Esther Sherman, del PRI, fumaba a propósito cuando discutimos en la Comisión de Hacienda el aumento de impuestos al tabaco, o al diputado Emilio Zebadúa del PRD prendiendo su puro.
Entonces yo explicaba las ventajas de poner pictogramas en las cajetillas de cigarros y la propia Secretaría de Salud, encabezada por Julio Frenk, detuvo la iniciativa y convenció a los legisladores de posponer la decisión.
Me enteré de la presión que ejerció la industria tabacalera y recopilé información suficiente para afirmar que diputados de diferentes grupos parlamentarios recibieron viajes pagados por parte de la industria. En 2005 anuncié que tenía nombres de los legisladores que habían aceptado estos viajes. Mis compañeros del Grupo Parlamentario y del Congreso me odiaban. La presión del Ejecutivo y del Legislativo para no hablar era mayúscula, hasta que decidí hacer pública la información con la que contaba.
Mis iniciativas no pasaron; se quedaron en el congelador, aduciendo que yo había lastimado la reputación de varios compañeros y del propio Congreso.
Durante años fuimos secuestrados por los fumadores: el 10% decidía sobre el 90% que no fumamos y nos teníamos que aguantar. Así operó la industria tabacalera: patrocinó eventos, hizo conciertos y posicionó el mensaje de que el tabaco no es tan malo, que de todas formas de algo vamos a morir. Hizo millones de adictos, mató a miles de personas, esclavizó a nuevas generaciones desde los 12 años, logró detener iniciativas y comprar conciencias.
Finalmente, en 2008 se aprobó la Ley General para el Control del Tabaco, de la cual, en 2020 no hay actualizaciones importantes, con una industria corrupta, con nuevas estrategias para capturar a los nuevos fumadores, con influencers y redes sociales para fomentar su consumo.
Hoy, llega a las manos de los diputados, una nueva iniciativa a la Ley que promueve espacios 100% libres de humo, que deberá prohibir la publicidad en su totalidad, suprimir el uso de saborizantes e impulsar el empaquetado neutro y que no se fume en espacios abiertos con acceso al público. Es hora de salvar más de 50 mil vidas al año en México y a más de 7 mil fumadores pasivos que mueren cada año por convivir o trabajar en espacios donde se fuma.
Desde la sociedad civil, exigimos que se respete la Ley y con nuestra iniciativa llamada Los Rescatadores ayudamos a que la sociedad tenga instrumentos de denuncia para exigir que se cumpla la ley. ¡Únete a nosotros y conviértete en un rescatador! Publica una foto con la infracción, arróbanos en Twitter o Facebook (@RescatadoresMx) y nosotros nos encargaremos de hacer cumplir la Ley denunciando a las autoridades.